Este mes de Septiembre está siendo complicado, por muchas razones. Han habido veces que me he desesperado y en lo que me han entrado ganas de tirar la toalla en cuanto al trabajo.
Pero luego han sucedido dos hechos maravillosos que me han hecho descubrir que puedo sentirme amada sin la presencia de una pareja en mi vida: he recibido el cariño y amor de mi amiga Ana, mi amiga Irene, mi amiga Lola, mi amiga Esther, mi amiga Nuria y mi amiga Bea. Y ha sido la rebomba.
El miércoles quedé con mi amiga Ana, y en pleno momento de bajoneo, ella tuvo la habilidad acogerme emocionalmente y transmitirme el cariño que siente por mí. Me sentí tan bien, tan querida. Y lo mejor, es que nuestra conversación no giró exclusivamente entorno a chicos: estuvimos hablando de nuestras expectativas laborales, de nuestras frustraciones y de lo que nos gustaría lograr en la vida.
Y anoche quedé con mis chicas he hicimos un cinefórum entorno al monólogo “No sólo duelen los golpes”, de Pamela Palenciano. Y lejos de ser una actividad estúpida, surgieron emociones y situaciones encalladas de las cuáles no teníamos la respuesta, hasta ayer. Se repitió el mismo proceso: hablamos de nosotras, de lo que sentimos, de nuestras tristezas, de lo que nos hace reír, del Satisfyer.
En ambos casos me produjo muchísimo gozo porque éramos nosotras el centro de la conversación y quienes nos sustentábamos unas a otras sin sentir la necesidad de apoyarnos en ningún hombre, por lo que pudimos emanciparnos emocionalmente de ellos. Nos reconocimos como sujetos y seres individuales e independientes, dejamos de ser su brazo extensor para vernos e identificarnos como personas completas.
El clima que se creó fue muy hermoso y emotivo, conectamos emocionalmente. Algo está cambiando las mujeres están tomando conciencia de su poder y están dejando de considerarse princesas a convertirse en amazonas. Y esto es lo que entiendo como primer paso hacia una sociedad llena de sororidad y amistad entre mujeres.
